El alhameño ha publicado su primera novela ambientada en Alhama “El mal hijo”
El viernes estuvo firmando ejemplares en la Librería Cervantes
Entrevistamos al alhameño Salvador Serrano Molina, que, si recientemente recibía el primer premio del concurso de relatos Gabriel Aresti por su relato “Glúteos”, en la modalidad de castellano, ahora nos sorprende (no del todo) con su primera novela ambientada en Alhama “El mal hijo”. Es guionista cinematográfico en Bambú Producciones y está detrás de series de gran éxito.
Toni López.- En “Glúteos” ya pudimos conocer un relato cuya trama se centraba en nuestro pueblo, ¿tiene algo que ver con esta tu primera novela?
Salva S. Molina.- No, son historias independientes. Lo único que conecta a “Glúteos” con la novela “El mal hijo” es el escenario, Alhama. Aunque eso hace que, quieras o no, el carácter de los personajes sea algo parecido. Aunque creamos lo contrario, todos los alhameños tenemos algo en común. No sé muy bien qué es ni cómo describirlo… quizá sea la forma que tenemos de enfrentarnos a lo que nos pasa, a cómo vemos el futuro…
T.L.- Háblanos de la novela.
S. S. M.- Esta pregunta siempre es bastante complicada de responder. Si tienes el libro en las manos y le echas un ojo a la sinopsis, leerás que la historia trata de Rubén, un niño de once años que pasa un verano con su abuela después de que su padre desaparezca misteriosamente… para más tarde descubrir que su abuela es la culpable. ¿Esto a qué te suena? A thriller, claro. Pero ni de lejos… “El mal hijo” es la historia de Rubén, de su transformación, de cómo pasa de ser un niño a un adulto gracias a todo lo que su abuela y su padre y ese verano en Alhama comparten con él. Hay humor negro, algo de misterio y, si he hecho bien mi curro, mucha emoción.
En el fondo creo que esta novela es una especie de recipiente donde he ido metiendo historias o anécdotas que he ido recopilando durante toda mi vida. Historias familiares, de vecinos, anécdotas que mis amigos y yo hemos vivido o que nos hemos contado… creo que de eso se trata escribir ficción. Los escritores somos caníbales de la realidad. Así que sí, esta novela, además de una ficción, tiene mucho de verdad.
T.L.- ¿Cuál es la diferencia entre escribir un guion y una novela y puede que esta novela se transforme en un guion de una serie o película?
S. S. M.- Lo he estado pensando mucho últimamente. Hay muchas diferencias. Muchas: el formato, los tiempos de escritura, el guion se escribe para que se traduzca en imágenes, la gente que opina sobre tu trabajo… pero como todo esto es un coñazo, creo te voy a responder de otra manera. Escribir un guión es hacer una fotografía; escribir una novela es pintar un cuadro.
Y en cuanto a si esta novela se puede transformar en peli o serie… Pues claro, me encantaría, pero eso no depende de mí. Para que eso ocurra, creo, la novela primero tendría que toparse con un director o productor que la lea y le encante. Siempre es más fácil que se fijen en ti si las ventas son buenas. Pero, otra vez, eso no depende de mí. De todas formas, también te digo: ¿preferiría que se transformara en una serie o en peli? Siempre cine.
T.L.- Hace años que vives en Madrid, ¿tus raíces te han marcado en tu trabajo?
S. S. M.- Toca sacar la pedantería de la tarde: Hemingway decía que uno siempre escribe de los lugares cuando ya no vive en ellos. El pueblo siempre ha estado en la mayoría de lo que he ido escribiendo, ya incluso desde que entré a estudiar cine en la ECAM. La primera vez que decidí hablar sobre Alhama fue con “El tiempo amarillo”, un guión de comedia que, ojalá, algún día podamos ver en la pantalla.
Muchas veces, y más cuando estás empezando, piensas que no le va a interesar a nadie que les hables de tu pueblo, o de la gente que has conocido, o de tus amigos o familia… pero es al contrario. Estamos tan aburridos de que nos cuenten siempre las mismas historias, con los mismos personajes, y encima en las mismas ciudades, que hablar de lo personal siempre será universal. ¡Tenemos que empezar a creérnoslo un poco más!
T.L.- En Infolínea te hemos visto crecer en el grupo de teatro Sinfín, como actor cuando fuiste premiado como Mejor Actor Nacional en los Buero Vallejo, e incluso dando clases de teatro en el IES Miguel Hernández, ¿qué recuerdas de aquellos días, y qué derroteros han tomado tus compañeros de entonces?
S. S. M.- Fueron unos años increíbles. No solo por todo lo que conseguimos con SinFin, los premios y esas cosas, sino por el día a día en los ensayos, las anécdotas durante los viajes o las representaciones, la amistad tan bonita que todos hemos terminado compartiendo. Hablo personalmente, pero supongo que mis compañeros pueden suscribir mis palabras, pero estar en ese grupo, a los mandos de José María Cánovas, justo en una edad en la que estás creciendo, física y emocionalmente, a mí me ha ayudado a ser la persona que soy ahora. Algunos tomaron caminos artísticos, como Blas Jesús, Pedro José Sánchez, Irene Caja o José Antonio Albacete, y otros optaron por la enseñanza como Diego Martínez, mi primo José María o la propia María Luisa.. .pero todos seguimos teniendo el teatro dentro.
Algo parecido sucedió con las clases en el instituto. Ahora doy clases en la ECAM y en la universidad Juan Carlos I, así que se podría decir que me sirvió como entrenamiento. Pero ya te digo que los alumnos que tuve durante esos años en los institutos tenían mucha más pasión que los chavales que me he ido encontrando en Madrid. Esos adolescentes han crecido y, sí, me da mucho gusto encontrármelos por el pueblo e incluso compartir alguna que otra cerveza con ellos.
T.L.- ¿En qué estás trabajando ahora y cuáles son tus próximos proyectos?
S. S. M.- Yo siempre distingo entre “trabajo” y “proyectos personales”. El trabajo es el que desempeño como guionista en Bambú Producciones, con series de encargo que, me gusten más o menos, tengo que escribir para pagarme el alquiler. ¿Quieren una comedia romántica, un drama, un thriller que se desarrolle en el siglo XVI? Pues te remangas y se lo das. Ahora mismo “trabajo” en una serie para Netflix, “Manual para señoritas”, que supongo se estrenará a finales de este año.
Y en cuanto a los proyectos personales… Como siento que estoy jugando, y me divierto, tengo muchos frentes abiertos: una siguiente novela, una obra de teatro, un par de guiones que estoy escribiendo junto a mi colega David Orea…
T.L.- Este viernes, día que se publica este periódico (que ha pasado a ser quincenal, por diversos motivos) estarás en la firma de tu libro en la librería Cervantes, ¿Crees que el libro en papel y asimismo los periódicos están en un mal momento?
S. S.M.- No creo que estén en un mal momento. Es una transición, sin más. Nos hemos acostumbrado a que todo sea prácticamente digital, pero, ¿de verdad creemos que va a ser siempre así? La gente piensa que no, y no quiero sonar catastrofista, pero llegará un momento en que alguien tire del cable y todas las plataformas donde vemos las series, las pelis, nuestras noticias, los libros, desaparezcan…
Creo que ya nos estamos dando cuenta, los más jóvenes especialmente, y saben, en el caso de los libros, lo especial que es ir a una librería, buscar o que te recomienden una novela, volver a tu casa, sentarse, abrirlo… Todo este camino que has invertido para tenerlo en las manos importa, hace que te importe más. Y eso ya depende de que cada uno se lo intente inculcar a los suyos.
T.L.- ¿Quieres añadir algo?
S. S. M.- Que ahora es el turno de los lectores, de los vecinos que quieran leer “El mal hijo”. Espero poder compartir opiniones o impresiones con ellos, claro, para mí sería un regalo. Siempre he querido leer una novela que transcurriera en Alhama, y es la mejor forma que se me ha ocurrido para dejar de echarla de menos. Puede que a simple vista no tenga el pueblo más bonito del mundo, pero solo tienes que mirar un poco más para darte cuenta de la cantidad de historias interesantes que guarda. ¡Nos vemos en las librerías!
