En febrero de 2009 Lorenzo Andreo Rubio recibía un sentido homenaje en la vecina ciudad de Águilas junto a otros tres escritores que, como él, obtuvieron el destacado galardón literario que llevaba el nombre de la ciudad costera a finales de los años 60.
Lorenzo Andreo fue el primero en ganar el Premio Águilas en 1968 por su obra El valle de los caracas y con el referenciado homenaje volvía a recordarse la importancia de este prolífico escritor que nunca dejó de escribir historias, cuestión que según sus propias palabras le servía de refugio.
El premio logrado por el alhameño Lorenzo Andreo llenó páginas de periódicos tanto nacionales como americanos debido a la temática del texto. El valle de los caracas, novela que se puede encontrar en la biblioteca de Alhama de Murcia al igual que el resto de sus publicaciones, cuenta la vida del emigrante a través de una narración dotada del peculiar humor de su autor.
Lorenzo Andreo Rubio (Alhama de Murcia, 1926 – 2015) farmacéutico retirado y escritor compulsivo tiene en su haber varias publicaciones: “Los abrazos del pulpo”, “El emigrante a ultramar”, “Carretera de Aragón” (Mención especial en el Premio Gabriel Miró), “Más allá del océano” (finalista del Premio Planeta en 1967), “El valle de los caracas” (Premio Águilas, 1968), “Casi ochocientos apodos alhameños” (1997) y “Recopilación recopilada” (2005), publicación formada por una serie de artículos publicados en medios de comunicación.
Hombre peculiar donde los haya, hasta los últimos días de su vida se ha caracterizado por un peculiar humor que él mismo definió en la Revista Entrelineas de la siguiente manera: “La vida es una cosa tan seria que muchas veces hay que tomársela a broma, para que nos haga menos daño, ya que el humor aminora el dolor”.
Las últimas décadas de la vida de Lorenzo Andreo han transcurrido en la residencia de la tercera edad Virgen del Rosario. Hasta que su salud se lo ha permitido ha estado acudiendo diariamente a la Biblioteca Municipal donde se dedicaba a contar cuentos en su vieja máquina de escribir. Falto ya de fuerzas, y sin apenas poder dar los pasos suficientes que lo sacaran de su habitación, seguía escribiendo a mano. Dejó de escribir cuando ya le fue imposible y después de haberse despedido, a través de la literatura, de sus seres más queridos.
Descanse en paz este hombre quien fue reconocido por su pueblo con una calle y nombrándole Pregonero de las fiestas patronales.
El sepelio tendrá lugar esta tarde a las 19.30 horas en la iglesia de La Concepción.
Fuente: Gabinete de Prensa del Ayuntamiento Alhama de Murcia.