Los miembros de los comités feministas de los centros IES Miguel Hernández y CC Azaraque leyeron sus manifiestos
IES Miguel Hernández
«Los años pasan, pero nada cambia. Otra vez 25 de noviembre, día internacional contra la violencia machista. Otro recuento de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas. Otra vez minutos de silencio. Nos matan, y violan todos los días, a nosotras y a nuestros hijos. Nos matan y violan, incluso en manadas, y de forma sádica, por ser mujeres. Claro que la violencia tiene género.
Los asesinatos y las violaciones están en la cúspide de las violencias que sufrimos las mujeres desde que somos niñas: miradas inadecuadas, acoso callejero, violencia verbal, violencia digital, manipulación, control, tocamientos, abusos…GOLPES, MUERTE.
MUERTE EN VIDA CUANDO MATAN A NUESTROS HIJOS.
¿Qué clase de sociedad enferma permite que esto pase? ¿Qué clase de sociedad cuestiona a las víctimas? ¿Y os preguntáis aún por qué hay mujeres que callan? ¿Por qué seguimos teniendo miedo a denunciar? ¿Cuántos conocéis situaciones de violencia y calláis? La violencia contra las mujeres no es una cuestión privada, es una lacra social.
En un día como este venimos a exigir políticas de igualdad en las que la eliminación de la violencia que sufrimos las mujeres y las niñas sea la prioridad. No puede haber otra, porque nos están matando.
Exigimos una educación en igualdad que nos enseñe a ser mujeres fuertes y libres. Una educación que enseñe a los hombres que no somos objetos que les pertenezcan, que somos sus iguales, que nuestros cuerpos no se tocan sin nuestro permiso: que el NO ES NO, el silencio NO es sí y solo SÍ es SÍ.
Hace un año les pedíamos a la clase política y judicial que protegiera a las mujeres. Hoy les decimos a las mujeres que debemos protegernos entre nosotras: busca ayuda, cuéntaselo a tu familia, a tus amigas, a tus profesores…si el sistema te falla, nosotras no te fallaremos.
Somos aquelarre feminista, y un año más salimos a la calle con nuestras pinturas de guerra para decir BASTA. ¡ADELANTE GUERRERAS!
Muchas gracias»
CC Azaraque
«En conmemoración de todas las víctimas de la violencia de género, hoy, 25 de noviembre, nos acordamos de aquellas hermanas Mirabal, que asesinaron un día como hoy en la República Dominicana, hace ya 61 años.
Hoy en día seguimos conviviendo con una de las violaciones de derechos humanos más comunes en algunos países; según la ONU hasta 7 de cada 10 mujeres sufrirán golpes, violaciones, abusos o mutilaciones a lo largo de sus vidas. En España corremos otra suerte, el año pasado, durante la pandemia, los casos de violencia de género bajaron un 8,4% por ciento, mientras que los casos de violencia doméstica, a consecuencia del confinamiento de aquel año, aumentó el número de denuncias por malos tratos en el hogar. Lo malo es que desde 1999 las víctimas mortales no se han reducido a pesar de los esfuerzos de las autoridades, que a veces parecen en vano.
La violencia de género no implica solo el maltrato físico, sino que, ocurre de manera más desapercibida, pasando por comentarios, bromas, prejuicios, chantajes o estereotipos. La punta del iceberg es el maltrato, pero para llegar hasta allí se han dado una serie de pasos que nadie ha sabido detener, tanto en el ámbito doméstico como en el resto de ámbitos de la sociedad. Por tanto, el punto de partida no puede ser otro que la educación y, con ella, la concienciación de ambas partes.
Mujeres atadas a una vida, mujeres sometidas, mujeres sumisas por miedo, mujeres sin voz porque les ha sido arrebatada. Hoy estamos aquí para hablar por todas ellas, por todas nosotras, para vivir nuestra vida, para pasear por la calle sin miedo, para llegar a casa sanas y salvas, para que no se nos juzgue por el simple hecho de ser mujeres, para que no se nos cuestione, para que no se nos infravalore, para no tener que estar marcadas desde el mismo momento en el que nacemos. Para no tener que “llorar como una niña”, para no tener que “ser femenina” si no queremos, para el “mujer tenías que ser” o el “mira esa, cómo ha salido a la calle”.
Que el amor nos haga libres y no sumisas, que nos quieran sanas y no maltratadas, que nos quieran vivas. Que el amor no permita chantajes, ni normas, ni condiciones. Que podamos desarrollarnos personal y profesionalmente sin obstáculos de ningún tipo, que nadie nos obligue a detenernos por el simple hecho de ser mujeres. Que, de una vez, junto con los hombres, cumplamos con uno de los valores democráticos y humanitarios básicos: la igualdad. Como decía Simone de Beauvoir: “el día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal”.
Muchas gracias a todos y todas.