Este año se cumplen cuarenta y dos años de presencia en nuestras poblaciones, en nuestras regiones, de las aguas del Trasvase Tajo-Segura.
42 años en constante lucha dando batalla en defensa de unas reivindicaciones justas y sempiternas que coinciden también con los derechos de la sociedad civil murciana, alicantina y almeriense. Esa unidad entre sociedad y agricultura ha costado, cuesta y costará mantener, pero en la mente de nuestros agricultores queda claro que es preciso salvaguardarla a toda costa.
Desde la unidad, y teniendo como base la necesidad de agua, hemos sabido adaptar nuestras estructuras organizativas y por consiguiente las de nuestros usuarios, a los tiempos que han ido corriendo. Asumiendo la reutilización de la práctica totalidad de las aguas regeneradas y entendiendo que la desalación es un recurso más a incardinar en ese totum revolutum de gestión hídrica levantino –pese a su elevado coste y las contingencias derivadas de deficiencia de calidad de sus aguas-.
Somos agricultores, sociedades resilientes, que han sabido hacer de la necesidad afán de mejora y modernización. También hemos invertido en la búsqueda de nuevas técnicas de cultivos muchos millones de euros que nos han hipotecado para largo plazo. Estamos preparados, como agricultores y gestores de recursos escasos, para afrontar el reto futuro de alimentar a una población creciente… la ONU estima que en el año 2.050 seremos 2.000 millones más de almas en el planeta, o séase 9.700 millones.
La ecuación futura a resolver por la agricultura del planeta es la siguiente: habrá que alimentar a dos mil millones de personas más, con menos recursos hídricos, siendo respetuosos con el entorno natural y, ojo, con productos de indudable seguridad sanitaria. La fórmula que resuelve esa ecuación la estamos poniendo en práctica –por necesidad del guion- en estas regiones levantinas y otras en España, desde hace ya varias décadas. Trabajando muy por debajo de las recomendaciones de consumo hídrico de la FAO, reutilizando –en un esfuerzo, sin paragón en el mundo, de economía circular todos los efluentes procedentes de las depuradoras-.
Son muchos los retos que tenemos por delante, que hablan de necesidad de unidad. Nos centraremos en el más acuciante, histórico y primordial:
.- El blindaje del Trasvase como eje sobre el que seguir afianzando el futuro de nuestras Regiones.
Este reto resume la esencia de nuestras movilizaciones actuales contra esa política hídrica ¨caprichosa¨ y contraria al trasvase que el Gobierno de España –a través de diferentes vías- pretende consumar en las próximas semanas y que ha ido mostrando –en determinadas decisiones recortando trasvases desde hace bastantes meses-. Estamos en un momento crucial en la defensa de uno de las decenas de trasvases de solidaridad españoles, el del Tajo-Segura.
El Gobierno de la Nación plantea una serie de reformas de distinto calado que como conclusión significarán el estrangulamiento del regadío de estas regiones – también los abastecimientos se verán en ocasiones afectados por esta decisión-. De igual modo estas reformas supondrán un incremento del precio del metro cúbico que pagamos en nuestras tierras, hogares, industrias y comercios. Es un desplante a toda la sociedad civil alicantina, almeriense y murciana. Y nos referimos al Gobierno de la Nación porque será el Gobierno en su conjunto –reunido en Consejo de Ministros- quien perpetre este ataque sin precedentes al Trasvase Tajo-Segura, a propuesta, eso sí, de la Vicepresidenta Teresa Ribera y mediante Reales Decretos.
No hay justificación real para este tipo de medidas lesivas hacia el Trasvase, más allá de la acción política que premia a unas regiones en detrimento de otras. Los levantinos tenemos los mismos derechos a las aguas excedentarias del Tajo que cualquier otro español, si no más después de 42 años de su disfrute. Ridículos volúmenes excedentarios derivados hacia nuestras tierras y hogares desde los embalses de Entrepeñas y Buendía. Ridículos porque nadie pone en tela de juicio –nosotros tampoco- los más de ocho mil millones de metros cúbicos que cada año, de media, van a parar al vecino país portugués. Sin embargo, parecen molestar permanentemente los poco más de 280 millones de metros cúbicos –de aguas sobrantes- que, de media y anualmente una cuenca hidrográfica nacional trasvasa a otra cuenca hidrográfica nacional en un acto de solidaridad, ese principio fundamental recogido en nuestra Carta Magna.
Estamos, como decíamos antes, en un momento crucial, donde el Levante se juega el ser o no ser de su agricultura y la propia integridad también de la cuenca del Segura –tal y como hoy la conocemos-. Hoy, como siempre, pero en mayor intensidad, hay que apelar, como fuerza motriz de acción de estas reivindicaciones a tres conceptos: Unidad, Unidad y Unidad.
Nos dirigimos a los representantes del pueblo, de nuestras regiones en los órganos de dirección política del Estado, incluidos los representantes locales, y les convocamos a ese movimiento basado en la unidad. Hemos de aunar esfuerzos, unidad es de nuevo el concepto, para dar un paso más en aras a salvaguardar el trasvase. Tenemos que abanderar un debate nacional sobre el agua que dé resultados consensuados. Todos, organizaciones del sector, sociales, políticas, hemos de salir de nuestras fronteras regionales, llegar al corazón de la política nacional y europea –con la cabeza bien alta, sabedores de que lo hemos hecho bien- y generar una corriente que desemboque, de una vez por todas, en un pacto nacional consensuado y aceptado socialmente, en materia de aguas.
Pero antes hemos de priorizar nuestra acción inmediata. En el Manifiesto Levantino por el agua –que firmaron la práctica totalidad de los representantes políticos de nuestras regiones, todas las organizaciones agrarias, sindicatos sociales, organizaciones empresariales, el cooperativismo social- expresaba, como primera premisa fundamental de futuro, lo que sigue:
1.- Garantizar la perdurabilidad del Acueducto Tajo-Segura como pilar básico de futuro para nuestras poblaciones. Sobre él pilota el equilibrio de los restantes recursos de distintas procedencias, dándoles viabilidad de costes, calidad y posibilidad de regulación.
Esta meta quedó también inoculada en el Pacto Regional del agua de Murcia y en el Pacto provincial de Alicante. Esta meta, la salvaguarda del Trasvase tal y como lo conocemos hoy, ha de ser el objetivo de todas nuestras acciones.
Los representantes, miembros de la sociedad civil y agricultores hoy congregados aquí, le decimos al Gobierno de España, convencidos, que no se ha de jugar políticamente con el futuro de nuestras regiones, que haremos todo lo que esté en nuestras manos para evitar su preocupante hoja de ruta. Para gritarle en definitiva que: el ¨TRASVASE NO SE TOCA¨ y que sí o sí EL 24 DE MAYO…NOS VAMOS A MADRID.