Salvador Serrano Molina. Intérprete del Grupo de Teatro SinFin
En Un Mundo Perfecto, esa película incomprendida y apestosamente olvidada de Clint Eastwood, el personaje de Kevin Costner dice algo como ‘’un coche es una máquina del tiempo: ahí delante está el futuro; y ahí detrás el pasado.’’ Uso el ejemplo de una película porque me considero un cinéfilo empedernido, de corazón y pre-profesión. Pero he de reconocer que hay algo que el cine aún no me ha hecho sentir; algo que, hasta el momento, ninguna película o producto audiovisual, me ha evocado. Viajar en el tiempo. Al pasado. Sentir el presente, el maldito paso de los años. Señor Costner, existe una máquina del tiempo mucho más poderosa, sincera y humana. El Teatro.
El 15 de marzo de 2014 se produjo un hecho extraordinario en nuestro pueblo. Nació una nueva criatura, a juzgar por lo que se vio durante y después del parto, con grandes pronósticos de vivir una larga y placentera vida. Elenco11 y su Game Over dieron un enésimo golpe sobre la mesa para hacernos recordar a los alhameños que, maldita sea, vivimos en una localidad cultureta no, lo siguiente. Talleres y certámenes de Teatro y Cine; una escuela de Música con su correspondiente banda; exposiciones de Arte de todo tipo; certámenes de Literatura como el Martínez Mena…
Con respecto al teatro: Crápula lo fue en su glorioso momento; Sinfin lo es hoy día; y espero y deseo que Elenco11, el nuevo grupo liderado por Diego Martínez Soria -compañero sinfinero de tablas y amigo de toda la vida-, sea en años venideros la voz del teatro en Alhama, y que éste sea referencia para otros grupos de teatro joven que en el futuro vendrán: no olvidemos que los niños se dan de hostias- y perdonen la palabreja, pero es la más acertada, créanme- por estar en los talleres de teatro que se imparten en los colegios, duplicándose el número de alumnos a cada año que pasa. ¿Conclusiones? Alhameños, ya lo dijo García Lorca, “un pueblo que no ayuda ni fomenta su teatro, si no está muerto, está moribundo’’. Sí, vale está muy bien llenar el Cine Velasco (¿cine?) cada vez que Sinfin estrena, o como se llenó con Elenco11; pero no podemos quedarnos en eso: Alhama necesita una maldita Escuela de Teatro para dar cobijo a todos esos jóvenes, semillas recién plantadas en una tierra fértil y sana como la de la comedia, que se agolpan en los colegios e institutos ensayando en sus comedores o clases de Pim y Pom. Y es que tener una Escuela de Teatro es mucho más que un mero sitio donde ensayar: es inculcar a los actores en el respeto que tiene su pueblo hacia su trabajo, hacia lo que hacen, creen y aman. Es crear una auténtica filosofía. ¿Acaso no hacen lo mismo los grandes equipos de fútbol con sus canteras?
Es más, voy a hurgar en la llaga, donde más duele, atacando a eso tan español llamado el qué dirán: ¿qué dirán los de fuera, actores y actrices tan afamados como Maribel Verdú, Fele Martínez o Blanca Portillo, por citar algunos de los que han pisado nuestros lares, cuando vean que se usa una sala de cine como teatro, y les dijéramos, además, que Alhama es un pueblo con una enorme y exitosa historia teatral? Primero se reirían. Después nos llamarían mentirosos, y quedaríamos, entonces, como unos falsos hipócritas e ignorantes; es como, para que me comprendan ustedes bien, aquel que dice que no es racista, pero que es capaz de matar como algún día vea a su hija de la mano de un magrebí.
Digo y opino todo esto porque creo que con el nacimiento de Elenco11, y su ya citado golpe sobre la mesa, es hora de ponerse manos a la obra. Porque un servidor, el que escribe, el que se ha subido a las tablas del Velasco en más de una ocasión, el que se enorgullece de ser por siempre sinfinero, sobrino del gran José María Cánovas Vera (pero cuánto le debemos a este hombre, joder, cuánto…), sintió algo muy especial al ver actuar a esos muchachos jóvenes, muchos de ellos de sobra conocidos al estar también en el Taller de Cine (ojo, Cine y Teatro a la par arrastran estos artistas). Sentí algo mágico. Y si se han estado preguntando todo el tiempo el por qué del rollo de Costner y su máquina del tiempo, ha llegado el momento: cuando se encendieron los focos y comenzó la obra Game Over, cuando salieron los actores, actuando con tanta pasión y alegría, sin importarle nada más que pasárselo pipa haciendo teatro, creí estar viajando en el tiempo: me vi, nos vi, Teatro Sinfin, nos vi a nosotros, con apenas dieciséis años, en el lugar donde ellos estaban, experimentando lo mismo que nosotros sentimos y seguimos sintiendo cada vez que nos subimos a un escenario. Y me emocioné, sonreí para mí mismo al volver a descubrir por enésima vez la magia del teatro, el poder de su expansión y contagio: esos chavales ya nunca volverán a ser los mismos. A partir de esa noche fueron, son y serán el Teatro.
No perdamos más el tiempo y construyamos una casa del Teatro en Alhama.