Los actos con motivo del Día Internacional de la Mujer culminaron el pasado viernes en la gala de entrega del XXVI Premio Violeta, que tuvo como protagonista a su ganadora de esta edición, María José Rubio Asensio, vecina de La Costera, quien ha logrado este título por ser «un claro ejemplo de mujer con iniciativa, luchadora y dedicada al servicio de sus vecinos».
Por primera vez el Ayuntamiento a distinguido a una serie de mujeres ‘Con nombre propio’, unas nominaciones de nueva creación de la concejalía de Igualdad para reconocer a quienes han destacado por su valía, trayectoria y por ser un referente en esta área.
El evento comenzó con la intervención de la edil de Igualdad, Nani Navarro, quien mostró su apoyo al pueblo ucraniano y su rechazo a los «ataques perpetrados por Rusia, que están causando la devastación de un país y la muerte de muchas personas inocentes».
Navarro señaló que «el camino hacia la igualdad no está siendo lo rápido que cabría esperar, ni fácil, pero se van consiguiendo avances en aspectos que hace unos años hubieran sido un imaginario, como el hecho de que Alhama tenga por primera vez una mujer alcadesa».
La concejala explicó que es necesario cambiar conductas y prejuicios ‘arcaicos’, que se vienen heredando «de manera inconsciente y tradicional, consecuencia de una sociedad machista y patriarcal, en la que se nos han atribuido comportamientos, roles y maneras de proceder según hombre o mujer». Y puso varios ejemplos, como la detención de la puertorriqueña Luisa Capetillo, arrestada en 1915 por llevar pantalones en público; el hecho de que una mujer pudiera abrir una cuenta bancaria por primera vez en 1975 sin el permiso de su marido, padre o tutor, o la historia de Katherin Switze, quien tuvo que fingir ser hombre para participar en la maratón de Boston de 1967.
«Durante la mayor parte de la historia, ‘anónimo’ era una mujer», remarcó Navarro, quien reivindicó la conmemoración del 8 de Marzo ante la «necesidad de que el 50% de la sociedad se equipare al otro 50%».
A continuación, se entregaron los premios del Concurso de Literatura, promovidos por el Consejo Asesor de la Mujer de la concejalía de Igualdad. El Premio Joven recayó en Francisco Javier Bastida Gil, con la obra titulada ‘¿A qué ha llegado la humanidad?’. El Tercer Premio era para Eliana Márquez Moreno, con la obra titulada: ‘Historias’. El Segundo Premio correspondía a Fina García Romero, que concursaba con el relato ‘Sin Fronteras’. Y el Primer Premio era para Judit López Martínez, con la obras ‘El presente y el futuro de Lucía’.
La cantante y compositora lumbrerense Amarela puso melodía y voz al acto con dos temas, ‘Tejiendo telarañas’ y ‘El viaje de la luz’, de sus últimos discos.
La concejalía de Igualdad ha impulsado este 2022 unos reconocimientos que visibilizan a personas, colectivos, entidades o instituciones en su lucha por la paridad de derechos entre hombres y mujeres, y por la defensa del feminismo. Esta primera edición contó con un total de seis mujeres «que se han abierto camino y también han abierto ese camino, que son un referente en la batalla contra la exclusión social y en pro de la participación de las mujeres en los movimientos sociales, laborales, políticos y culturales, entre muchos otros», explicó Nani Navarro.
Pura Carreño López
Nació en Totana y el pasado 2 de febrero cumplió 85 años. Con 19 años se vino a Alhama de Murcia, donde desde el primer momento se sitió muy bien acogida.
Es hija y nieta de panaderos, tanto por parte de madre como de madre. Ella, como no podía ser de otro modo, también es panadera. Y, asegura, sería otra vez panadera si volviera a nacer.
La tradición familiar ha continuado en sus hijos, pero lamenta que ninguno de sus nietos quiera coger el testigo. Aunque, afirma, lo importante es que ellos sean felices con la profesión que elijan, como lo ha sido ella.
Empezó desde muy pequeña en la panadería. Con 9 años dejó el colegio porque en aquellos tiempos las niñas tenían que ayudar en la casa y el trabajo. Ella era la segunda de cinco hermanos, la hermana mayor.
A día de hoy continúa yendo a su panadería cada mañana. Muchas veces es la primera en llegar. Es un trabajo que la apasiona desde que nació. De hecho, su madre empezó a sentir dolores de parto mientras trabajaba en la panadería. Una hora después nació Pura Carreño López. Fue el 2 de febrero de 1937.
María Sánchez Nicolás
Conocida como ‘Maruja la de la Bodega’, María Sánchez Nicolás nació en Monteagudo en los duros tiempos de la postguerra. En ese municipio trabajaba, su padre, ‘el tío Antonio’, como encargado de una finca.
Desde allí, la familia se trasladó a la zona sur de Alhama de Murcia, donde el dueño de la finca tenía otras tierras. De aquella época María recuerda con alegría cómo subía al pueblo con su padre para ir al cine.
Al cabo de los años, sus padres (Antonio y María) iniciaron un negocio junto a su hermano mayor, ‘Paco el de la Estrella de Levante’. Pusieron en marcha una bodega y almacén de bebidas. Y así, a mediados de los años 60, se convirtieron en los distribuidores en la zona de la cerveza Estrella de Levante, los refrescos Mirinda y Pepsi Cola, vinos a granel de Jumilla, agua Lanjarón…
Por aquella época Maruja inició su noviazgo con Manolo Campillo, un joven de Santomera al que conocía porque había trabajado con su padre en el campo. Y al mismo tiempo, su hermano Paco se hizo novio de Braulia Hernández, una de las hijas de los dueños del bar-hostal Tánger. Ambas parejas se casaron el mismo día siendo unos los padrinos de los otros.
El matrimonio se fue a vivir a Santomera, pero regresó en 1964 porque Maruja tuvo un parto complicado y necesitó ayuda de su madre para la crianza.
Años más tarde, Maruja y Manolo decidieron abrir un almacén de bebidas con la marca de cervezas Henninger, refrescos Camping, leche Ram, agua Font Vella, vinos Tío de la Bota…
Instalaron un teléfono, que durante años fue usado por vecinos que no disponían de estos aparatos en sus casas.
Maruja emprendió y sostuvo con mucho esfuerzo este negocio, una bodega. A los 5 años ya había demostrado una gran fortaleza al hacerse cargo de las labores de la casa porque su madre sufrió una enfermedad que la mantuvo en la cama durante bastante tiempo.
No pudo ir a la escuela. Aprendió un poco a sumar, restar, leer y escribir con la ayuda de su hermano. De mayor quiso mejorar sus estudios y se apuntó en la Escuela de Adultos del Ayuntamiento, pero de nuevo tuvo que dejar de ir a las clases porque su padre enfermó y necesitaba que lo cuidaran.
Como otras muchas mujeres de su época, con ingenio, a pesar de las dificultades y trabajando de lunes a domingo, Maruja pudo ofrecer a sus hijos unos estudios y un mejor futuro personal y profesional.
Pepita Cazorla Romero
Fue una mujer adelantada a su tiempo, que defendió la igualdad y que abrió su propio negocio. Fue una persona valiente y sin prejuicios. Las puertas de su casa y de su corazón estaban abiertas para todo el mundo.
Pepita Cazorla Romero nació el 21 de octubre de 1943. A los 20 años se casó con Francisco Florido, un practicante natural de Málaga, con quien tuvo cinco hijos.
Fue una de las primeras alhameñas en hacerse donante de órganos y de sangre, pero su enorme capacidad de empatía y generosidad no se quedó ahí. A principios de los 80 comenzó a colaborar con la Hospitalidad de Nuestra Señora de Lourdes de la Región de Murcia, desde entonces no faltó a su cita con la peregrinación a Lourdes acompañando a los enfermos. Fue delegada de la Hospitalidad en Alhama de Murcia durante décadas.
En 2004 viajó a Perú como voluntaria con la congregación Esclavas de María. Allí realizó labores humanitarias y regresó cargada de preciosos recuerdos y anécdotas.
En 2018 su solidaridad fue reconocida con el Premio Cope y con la mención Hospitalaria del Año, otorgada por la Hospitalidad de Nuestra Señora de Lourdes de la Región de Murcia por recogerse en ella de forma especial los valores del buen hospitalario: amar, dar, servir y olvidarse.
Pepita Cazorla amaba a su pueblo. Siempre decía que Alhama de Murcia era el mejor lugar del mundo por su gente y su cultura.
Su carisma arrollador hacía que fuera difícil decirle ‘no’ en todo lo que se proponía, siempre en beneficio de los demás.
María Martínez Ortín
Hija de emigrantes murcianos, María Martínez Ortín nació en Badalona. Pasó su infancia y juventud en la localidad barcelonesa de Montornés del Vallès. Se independizó y regresó a Murcia, donde encontró trabajo. El amor la trajo hasta Alhama de Murcia.
Aquí, en nuestra localidad, contrajo matrimonio y formó su propia familia. El interés por la educación de sus dos hijos la llevó primero al colegio y luego al instituto donde estudiaron ambos. Allí colaboró y luchó para mejorar la enseñanza para todos los niños y jóvenes porque era consciente de que en la educación y la cultura está el futuro de nuestra sociedad.
Además, María Martínez era incapaz de ver sufrir a nadie. Se volcaba en ayudar a cuantos lo necesitaban e involucraba en esa tarea a los demás. Siempre afrontaba los problemas propios y ajenos con una sonrisa y su buen carácter.
Colaboró con varias ONGs y finalmente dio el paso de entrar en política. Por desgracia, no pudo hacer mucho en este ámbito porque la enfermedad que sufría desde hacía 10 años nos la arrebató. Sin embargo, ha quedado entre nosotros su ejemplo de generosidad, altruismo, optimismo… Su recuerdo es un referente a seguir para sus seres queridos, sus amigos y quienes la conocieron.
Virginia Olivares Malabia
Llegó a Murcia hace 20 años y ya no quiso marchase. Es madre de cuatro hijos, ingeniera agrónoma por la Universidad Politécnica de Valencia, Executive MBA por ENAE Business School y gestora de Economía Circular y de Innovación en la Empresa.
Además, es miembro de la junta directiva del Círculo de Economía de la Región de Murcia y vicepresidenta de la Asociación de Fabricantes de Sustratos.
Es directora general en Pelemix España, que cuenta con instalaciones en el Polígono Industrial de Alhama. Perteneciente al grupo Pelemix, de origen israelí y con ocho filiales en todo el mundo, se dedica a la fabricación de sustratos a base de fibra de coco para la agricultura profesional.
Desde hace 18 años trabaja en esta empresa, que considera su casa y a su equipo como su familia. Ha podido compaginar la carrera profesional con su vida familiar, un reto nada fácil cuando se es madre de cuatro niños. Sin embargo, pese a las dificultades, lo ha conseguido gracias al apoyo y la confianza que la empresa matriz depositó en ella.
A sus 43 años se considera murciana; una tierra a cuyo ecosistema emprendedor y empresarial se siente orgullosa de pertenecer.
María Pérez Huerta
Hija, hermana, esposa, madre y empresaria. De esta manera se define a sí misma María Pérez Huerta.
Esta mujer emprendedora nació en 1971 en Murcia y ha acabado haciendo su vida en Alhama de Murcia. Es una persona amante de su familia, de sus amigos y de su profesión. De hecho, su vida gira alrededor de su trabajo en Trames, una empresa que cuenta con instalaciones en el Polígono Industrial de nuestra localidad. Allí ofrece servicios de fabricación, reparación y restauración de maquinaria agrícola, de construcción, almacenamiento, vehículos industriales…
María Pérez se siente afortunada por poder compartir el trabajo con su marido, sus hijos y con tres de sus hermanos. En este sentido, asegura que la labor en equipo y la motivación personal son inherentes a ella.
Además del trabajo en Trames, esta emprendedora valora el poder compartir tiempo de calidad con su familia y amigos. De hecho, asegura que una cerveza en compañía de los seres queridos está entre las mejores cosas que puede ofrecernos la vida.
El momento más esperado de la gala llegaba con la entrega del 26º Premio Violeta. Une galardón se creó en los años 90 con la intención de hacer un reconocimiento público a mujeres alhameñas que han luchado por la igualdad de oportunidades en cualquier ámbito de la vida cultural, política, económica o social, que este año ha vuelto a contar con numerosas las candidaturas, y en el que el jurado, compuesto por el Consejo Asesor de la Mujer, ha valorado a la premiada por su contribución -con su vida personal y profesional- a la consecución de la igualdad, por ser pionera y por su lucha por los derechos de la mujer.
La concejala de Igualdad expuso los méritos de la galardonada, María José Rubio Asensio, quien puso en valor en su discurso el papel de la mujer en las pedanías, «a esas abuelas y madres que plantaban hortalizas y criaban animales para sacar adelante a sus familias». Rubio reivindicó también la labor de «todas esas madres que han decidido trabajar o cuidar a sus familias y han optado por criar a sus hijos en las pedanías, llevarlos a sus colegios y hacer así que la vida en estas zonas siga». La Premio Violeta destacó como ejemplos de igualdad la presencia de las mujeres en la junta directiva de la comunidad de regantes y pozos, así como en la comisión de fiestas de La Costera. Su trabajo en la asociación de vecinos, señaló, tiene como objetivo «que no se pierdan las tradiciones en la pedanía».
El cierre del acto, estuvo a cargo de la alcaldesa de Alhama, Mariola Guevara, que se sumó a la condena internacional por la invasión rusa de Ucrania: «En estos días, que tradicionalmente dedicamos a poner en valor la figura de la mujer y a defender la igualdad, sentimos, por primera vez en más de medio siglo que hay una amenaza mucho mayor. La amenaza de una oligarquía que se cree con derecho a invadir territorios, a someter a la población y a desestabilizar el orden mundial bajo falsas premisas y un supuesto poder amparado en las armas y las bombas que hacen creer a quien las posee invulnerable ante el resto del planeta».
Guevara mostró su orgullo por «todas esas personas que han saltado obstáculos, que han roto techos de cristal y han logrado que el papel de la mujer no sea accesorio, sino obligatorio e incuestionable», explicando que «si somos el 50% de la población, es coherente que contemos también con la misma proporción en puestos de responsabilidad en nuestra sociedad. Porque mientras todos estos logros estén a medias, la justicia social y los derechos humanos también estarán a medias».
La alcaldesa agradeció a todas las premiadas su labor y «por ser un puntal fundamental en vuestros hogares, máxime cuando aún no hemos conseguido la conciliación real entre la vida personal, familiar y laboral».
«La presencia de las mujeres en la sociedad no es una norma que cumplir ni una cuota que cubrir, sois y somos imprescindibles. Nuestro compromiso como Gobierno con la igualdad es incuestionable y así lo ponemos en valor desde esta institución. Nuestro es el deber de coger el testigo de quienes nos precedieron en esa lucha y también nuestra es la responsabilidad de seguir trabajando y reivindicando una igualdad que nos pertenece por derecho», concluyó.