“Llegar hasta allí ha sido para mí un sueño hecho realidad y a pesar de que no he podido entrar, he sido feliz”
El alhameño Andrés López Gázquez ha llegado a las pruebas finales de Masterchef, un concurso de TVE en la que se presentaron casi 16.000 personas y cuyo programa se emitió la pasada noche del 6 de abril.
Explica Andrés que fueron sus amigos los que le animaron a inscribirse en el programa y que el año pasado estuvo a punto, “pero había una pregunta en el cuestionario que no supe responder (¿cuál es tu mejor plato?), así que decidí no presentarme”.
Nos explica que este año, en octubre, cuando llegó a esa pregunta tampoco sabía qué responder, “pero mentalmente me encontraba en mejor momento que el año anterior. 2014 fue para mí un año de cambios drásticos después de que en un viaje de vuelta desde Sao Paulo me planteara mi vida entera. Decidí empezar a hacer esos cambios y parte de ellos significaban hacer las cosas que realmente me hacían feliz; aquí es donde entra Masterchef”, afirma rotundo.
Al poco tiempo de presentarse le confirmaron que había pasado la primera fase, y le mandaron instrucciones para la segunda fase.
“Los dos primeros años se presentaron unas 9.000 personas, pero como este año hemos sido casi 16.000, el programa decidió endurecer el proceso de selección mediante una serie de pruebas que les dieran la capacidad de subir el nivel y poder hacer una selección más rigurosa de los candidatos”, cuenta.
Es por ello que en la segunda fase tuvieron que enviar vídeos personales simulando entrevistas, cocinando, hablando, etc.
“En esta fase preparé una receta de Brownie de rabo de vaca sobre bechamel de calamar (los platos de carne y pescado, el mar y montaña, son muy típicos de Cataluña, y además los platos estofados y donde impera el sabor se me dan bien, por lo que elegí esta receta para los vídeos”.
La primera semana después de Reyes, el programa le volvió a escribir para decirle que había sido seleccionado para la siguiente fase: el primer casting presencial. “Para esta fase, el programa nos convocó a los 1000 seleccionados en cinco ciudades de España y nos avisaron de que teníamos que llevar un plato listo, pero que tuviéramos en cuenta que no tendríamos nada más que una mesa, por lo que si querías un plato caliente, tenías que llevarte un camping-gas, o la comida en termos, etc. Yo opté por tirarme a la piscina y presentarme a esta fase con una ensalada, que era una mezcla entre asiática, mexicana y murciana (llevaba caqui, y aunque el caqui no sea específicamente murciano, yo lo he comido mucho en el pueblo y sentía esa fruta como muy nuestra)”.
Cuenta que ese día era el día famoso que se ve en el programa de la entrega de cucharas. Para alguien seguidor del programa como él, ese momento, probablemente, sea uno de los más especiales por todo lo que significa, nos dice el alhameño. “Realmente ese día noté que los miembros del equipo de selección tenían mucho interés en mi porque me entrevistaron más de diez personas diferentes, entre ellos todos los miembros de la directiva de la productora (Shine Iberia). Mi ensalada les gustó mucho por el sabor y porque estéticamente era muy colorida (soy muy fan de los colores vivos). Esa mañana pudimos conocer a varios concursantes de Masterchef Junior y sobre las 14h llegó el momento de la entrega de cucharas. Como habréis visto en el programa, en el momento en el que me dieron mi cuchara, me vine abajo y me dio por llorar. Fue una mezcla entre emoción, nervios liberados y sobre todo, asombro. No me podía creer que hubiera llegado tan lejos”, dice emocionado.
Esa misma tarde continuaron las pruebas y tuvieron que hacer una prueba de cocinado en directo: La Caja Misteriosa. “En esa prueba, hay una caja que oculta un ingrediente secreto con el que cada uno tendrá que hacer un plato decidido en el momento. Cuando se levantó la caja, dentro había un rodaballo y eso lo supe después de que una chica, que estaba a mi lado me lo dijera, porque yo no había visto ese pez ni en Google. Desde que levantan la caja, te dan 5 minutos para que pienses en una receta y cojas los ingredientes del supermercado. Después de unos minutos de crisis en los que no sabía qué hacer con el pescadito, decidí hacer un arroz con rodaballo, que acabó siendo espectacular”.
Sigue contando que más tarde, la persona que a partir de ese momento sería su redactor le hizo una entrevista individual en la que le tienes que contar tu vida y en la que, entre otras cosas, te ponen a prueba diciéndote cosas como que no sabes cocinar, “o en mi caso que mi arroz era un plato que era una ‘auténtica mierda’, literalmente. El programa necesita saber cómo gestionas las diferentes situaciones que se puedan dar y van bastante a saco probando hasta que te pillan por algún lado. En mi caso, no consiguieron que entrara al trapo hasta que se metieron con mi familia y ahí me escucharon taconear en el suelo (como podréis ver este alhameño tiene carácter). Mi redactor me preguntó por qué no había probado el rodaballo nunca y como es que nunca lo había cocinado. Le dije que en mi familia no se compraba rodaballo y cuando me preguntó los motivos, le dije que imaginaba porque era un pescado caro y yo vengo de una familia humilde, a lo que él contestó riéndose y diciendo que no se creía que no tuviéramos dinero para rodaballo”.
Sin darse cuenta, se había ruborizado y dice que empezó a hablarle a la velocidad de la luz en plan: “pues no, no hemos comido nunca rodaballo. Vengo de un sitio donde abundan los productos de la huerta y en mi familia no teníamos dinero para rodaballos, así que hemos comido lo que mi madre ponía en la mesa, que bien rico que estaba. ¿Y tú crees que he tenido algún problema nutricional por no probar el rodaballo? ¿Te parece que tengo problemas nutricionales?? (mientras apuntaba con el dedo a mi barriga)”.
Todo fue una estrategia, “sólo necesitaba saber que tienes sangre en las venas”, cuenta que le dijo el redactor y que él contestó. “, tengo sangre p’a hacer 50 ristras de morcillas”. A partir de ese momento, narra, todo lo que pasara hasta que se emitiera el primer programa, era estrictamente confidencial.
Cinco días después, le enviaron un mail y a los diez minutos le llamó una de las dos productoras del programa dándole la noticia de que estaba seleccionado entre los 50 mejores de España, diciéndole que debería hablar con sus jefes e ir explicándoles “que igual desapareces un tiempo”.
Les dieron dos semanas para que se fuera organizando vidas ya que los 50 estaban con un pie dentro del programa. “Empezaron ya a explicarnos detalles de la estancia en la casa de Masterchef, etc., y tuve que hablar con mi jefe y al acabar, no me quedó claro si tendría trabajo a la vuelta de masterchef o no”.
Llego a Madrid y el martes comenzaba la final. Les subieron en un autobús a los 50 y los llevaron a los estudios de Prado del Rey. “Ese día, nadie sabía qué íbamos a cocinar; sólo nos habían dicho que estudiáramos. Si era plato libre, mi idea era hacer una versión del conejo en ajo cabañil, pero un poquito más sofisticada”.
Añade que conoció en el autobús a los 49 restantes, por lo que fue consciente de que conocía personalmente a todos los concursantes de masterchef y “lo que más nervioso me ponía era pensar que yo podía ser uno de ellos”.
Si pasaban esa prueba, dos días después era la prueba final, donde se entregaban los delantales que te confirman como aspirante a masterchef. “Para esta prueba, mi madre, mi tía y mi prima venían desde Alhama a Madrid para apoyarme y tenían acreditación para acceder conmigo a los estudios”.
Ese día conoció al jurado de masterchef y al resto del equipo técnico. “Todos son más o menos como se les ve en la tele, excepto Samanta, que es infinitamente más maja de lo que aparenta. Los minutos antes de la selección yo estaba muy nervioso porque no sabía si tendría trabajo al lunes siguiente y Samanta se acercó donde yo estaba para preguntarme si estaba bien y darme un abrazo para que me tranquilizara. Es un amor de persona”.
Ese día hizo mucho frío, fue larguísimo, durísimo, con unos nervios espectaculares y mentalmente agotador, nos resalta, “pero sin duda lo más duro de ese día fue cuanto tuve que llamar a mi madre para decirle que devolvieran los billetes porque no podrían venir al plató. Los momentos de después fueron especialmente sensibles (es el momento que se ve en el programa donde hablo de los sueños, etc.), pero a medida que pasaron las horas, me fui dando cuenta de lo lejísimos que ya había llegado y que eso era motivo de celebración, no de pena”. La tarde que lo expulsaron, se fue de cañas por Madrid con unos 9-10 aspirantes, de los cuales hoy 8 están dentro (Pablo, Kevin, Carlos, Andrea…).
Finaliza diciendo que el día que vio el programa fue cuando realmente se dio cuenta de lo lejos que había llegado y lo bonito que había sido todo. “Llegar hasta allí ha sido para mí un sueño hecho realidad y a pesar de que no he podido entrar, durante el camino, he sido feliz. Muy feliz”.
El alhameño Andrés en el programa; no dejéis de visitar su blog de cocina www. restaurander.com