El 27 de enero es el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto por acuerdo de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2005. Eligieron ese día porque el 27 de enero de 1945 las tropas soviéticas liberaron el campo de Auschwitz, que se ha convertido en símbolo del Holocausto porque es el más grande, el mejor conservado, el de mayor número de víctimas y el más visitado.
En los campos de concentración nazis hubo unos 420 murcianos, de los que 274 fueron asesinados. Cinco eran alhameños. Antonio Martínez Baños, José Cerón García y Francisco Aledo Martínez estuvieron en Mauthausen, para ser asesinados en el campo de Gusen.
José María Martínez Costa logró sobrevivir en el campo de Mauthausen, hasta su liberación el 5 de marzo de 1945, por las tropas estadounidenses.
Braulia Cánovas Mulero deportada en los campos de Ravensbrück, Neuengamme y Bergen-Belsen, sobrevivió hasta ser liberada el 13 de abril de 1945, por las tropas británicas.
En los campos de concentración nazis sobrevivir o morir era cuestión de suerte. La muerte podía llegar en cualquier momento o circunstancia.
Unos 10.000 españoles pasaron por los campos de concentración nazis, de los que unos 6.000 fueron asesinados. Franco, debido a las buenas relaciones con Hitler, y de España con Alemania, podía haberlos salvado a todos, pero prefirió quitarles la nacionalidad española y abandonarlos para que fuesen asesinados por los alemanes porque eran republicanos, incluso a menores de edad.
Las últimas investigaciones nos han permitido conocer que otros tres alhameños también estuvieron en los campos de concentración. Antonio Andreo Pérez, Antonio García Hernández y Fernando Martínez Pérez abandonaron España, en los últimos días de la guerra, desde los puertos del sureste navegando hasta Argel. Desde allí pasaron a campos de concentración en el Sáhara y estuvieron trabajando como esclavos, en condiciones muy duras, en la construcción del ferrocarril transahariano, en el campo de Colomb Béchar.
Es necesario seguir investigando para conocer los detalles de los deportados y otros que podrían aparecer, porque tenemos el deber de la memoria y el derecho de conocer. Es necesario que las administraciones públicas faciliten y promuevan las investigaciones, sobre todo entre los jóvenes, y difundan los resultados para conocimiento general. Tienen que airear los archivos, catalogar todos los fondos y utilizar las redes sociales para facilitar su consulta.
Es necesario seguir investigando en temas aún pendientes, como por ejemplo los 19 alhameños que estuvieron en los campos de concentración franquistas.
En 2018, el Ayuntamiento de Alhama construyó en el Jardín de los Mártires un lugar de memoria dedicado a los alhameños y alhameña que estuvieron en los campos de concentración nazis.
A partir de entonces, todos los años se ha realizado, el 27 de enero, un acto para recordar y dignificar la memoria de las víctimas. Un acto que se anunciaba públicamente con antelación suficiente, se invitaba a los familiares de las víctimas, a todos los partidos políticos con representación municipal, asociaciones, sobre todo al Grupo “Monique Cánovas Mulero” que lleva el nombre de la deportada alhameña en su memoria, y público en general. Todas las asociaciones leían sus manifiestos, incluso podían tomar la palabra los asistentes que lo desearan. Era un acto plural, de participación, con libertad de expresión, valores defendidos por las víctimas a las que se recordaba.
El pasado 27 de enero se ha celebrado el acto de recuerdo por parte del Ayuntamiento. Un acto del que han trascendido más las discrepancias que el verdadero objetivo, el homenaje y dignificación de las víctimas. Un acto que, por su significado, debía servir de unidad, se ha convertido en todo lo contrario. Sería de agradecer que este tipo de actos se organizaran desde la participación y el consenso, quedando por encima de cualquier tipo de divisiones o ideologías, aunque solamente fuese en respeto a la memoria de unos valores cuya defensa les costó la vida a alhameños y a cientos de miles de personas.
También ha sido, al menos curiosa, la asistencia al homenaje de los representantes de un partido político que no ha condenado el nazismo ni el Holocausto. Nos queda en el aire una pregunta, ¿se puede estar con los verdugos y con las víctimas al mismo tiempo?
Esperemos que se superen estas situaciones porque la memoria de las víctimas debe estar siempre por encima de cualquier diferencia.